miércoles, 29 de octubre de 2014

Diablahhh.

Está tan aburrido que cualquier tía le parece una opción. Desde la que escucha reggaetón y éste viernes, igual que él, no salió a recorrer la ciudad; hasta la intelectualoide que no se pierde una de todas las representaciones teatrales, muy infumables, que se hacen por aquí. Desde la insustancial enamoradiza que quiere vivir un romance de comedia romántica gringa; hasta la más indie que prefiere el mismo tipo de películas, con enredos y presentación supuestamente mejores. Desde la tipa más tranquila, muy zanahoria, que no sale nunca a la ciudad, pasando por la muy tapada, que se dice niña de casa, muy casera, y que aprovecha la mínima salida para ofrecerse y conseguir algo; hasta las descarada, muy sincera, que no tiene problema con descubrirse muy independiente y que cada finde sale, bebe un poco y no deja escapar la oportunidad de hacerse con cualquier tipo que despierte mínimamente su interés. El tipo de chica que lo tiene todo muy claro. ¡Ésa! Ésa es la man. La diablahhh.

lunes, 20 de octubre de 2014

Para que me quieras tan estúpido.


Un tabaquito, por favor. Luego de follar, por mucho que te moleste, te corte el rollo y termine de desengañarte. Mientras paseo por tu casa y el humo te desdibuja la sonrisa que te provocan las tonterías que te digo. En la terraza del departamento que compartes con malas universitarias, para dejar el rastro del Marlboro en las braguitas de todas vosotras, y las tuyas principalmente. En la cocina, cuando tú preparas cangrejos y demás mariscos o cuando yo te preparo algo de comida española. ¡Después de dar buena cuenta de nuestros platos! Acodado en la ventana de tu habitación, un domingo tan triste como todos, pensando en que pronto la voy a joder más contigo y me dejarás porque ya no te haré más gracia. Para inspirarme y explicarte una de las películas que casi te obligo a ver, para construir una bonita escena. Para alejarte un poco y por fin leer sabiendo tu presencia cercana. Para seguir escribiéndote notas tan estúpidas, que dejo en los bolsillos de tus jeans como un billete que habías dado por perdido. Para que me quieras tan estúpido, amazona mía.


[Me tendrías que haber permitido fumar.]