domingo, 2 de febrero de 2014

¡Mi reino por un tabaco!

¡Mi reino por un tabaco! Cada vez que visito a mis padres lo paso bastante mal. Las ganas de fumar me torturan. Me levanto en la mañana y lo primero que quiero hacer es salir al patio y poder encender un Marlboro rojo y dar una buena calada, que acabe con el cigarrillo de una vez, sin preámbulos. Pero no puedo. Quisiera acabar de comer, al medio día, esos mariscos tan ricos, que cada vez que vengo hay en la casa de mis padres, comer hasta casi reventar, y terminar del mejor modo, con un cigarrillo entre los labios y entre los dedos. Pero tampoco puedo. Terminaría bien el día si luego de ver el sol descender, al final del potrero y detrás de los algarrobos, cenara y fumara, ¡tan solo uno! Sin embargo, todo eso es imposible. No puedo envenenarme con la libertad que acostumbro. Para mis padres ya dejé de fumar. Bueno, para mi madre que es la más preocupada y la que todo quiere controlar. Ella cree, creo yo, que ya no fumo. La verdad es otra. Consumo entre diez a seis Marlboros rojos al día; veinte las noches de farra y casi cuarenta, imagino, los días y los domingos de tristeza. Me jodo a mí mismo a base de bien. Fumo con auténtica pasión. Medito bien cada pitada. La disfruto. Me inspira en el transcurrir diario de la vida. Me resta aliento a la vez que me lo da, pese a no ser en la misma proporción, lamentablemente. Mis pulmones ennegrecen y mis dientes y mis uñas amarillean. Como en blanco y negro y en sepia. Es la muerte prematura. Y quiero morir un poco siempre. Quiero fumar siempre. Sin que nadie me joda el placer efímero de la nicotina. Sin que nadie prolongue la ansiedad previa a un pitillo. Sin que nadie me prohíba fumar. Sin carteles de Prohíbido Fumar y Fumar Mata.

2 comentarios:

  1. Los placeres efímeros son los únicos con sentido, o los únicos a los que no tienes que acabar dando explicaciones. Así que yo fumo delante de mis padres, siempre menos de lo que es en realidad. Aunque es mentira porque ya casi no fumo nada que no lleve paraísos artificiales.

    Echaba de menos verte en un texto.

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  2. mi estimado hable sobre las huecas. un abrazo

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