Le queda bien el pantalón de su chándal Adidas, dibuja bien las curvas de su culo mínimo, latino. Es impresionante como incide la luz en sus piernas, que no cubre por completo su gabardina. Su inocencia y su candidez desaparecen por momentos, si no piensa más allá y solo ve sus botas de trekking y su camiseta gigantesca de Nirvana, sin nada más que la vista. Es GRUNGE. Es como esa groupie que se follaron integrantes de Soundgarden, Pearl Jam, Alice in Chains. Y que ahora Él se folla. La situación se torna totalmente cinéfila cuando Ella se prueba cada una de sus camisas a cuadros y Él solo puede pensar que si ésas escenas funcionan para la mayoría de la gente, no es tan grave que lo emocionen. No está seguro de si hay alguna camisa que Ella no ha vestido. Quizás la de cuadros blancos, grises y naranjas. No, si no recuerda mal ésa la perdió en un paseo a la finca de no sabe quién. Ella reaparece en su campo de visión y lo rescata de sus pensamientos. Viste únicamente uno de sus bóxers holgados, también a cuadros. Uno de ésos que enervan a su madre porque dice que son como de jubilado. No debe pensar justo en ése momento en su madre —se reprende. Ella permanece frente a Él. De perfil. Con la mirada vuelta hacia Él. Mirándolo sin ninguna intención aparente. Como en esas fotos de Corinne Day. Sonríe y Ella le devuelve la sonrisa. Toma aire y vuelve a sentir todas las sustancias de la noche anterior. Piensa que a todo el mundo le deberían rebajar la resaca así. La quiere.
sábado, 15 de marzo de 2014
domingo, 2 de marzo de 2014
Las estaciones de bus en Ecuador son muy Folk.
Las estaciones de bus en Ecuador son muy Folk. Son las ocho de la noche de un miércoles. Viajo a Cuenca desde Machala. En la sala de espera, esparcidas por aquí y por allá varios sacos y canastos que una chola (indígena) vigila desde una butaca. En la fila de atrás, dos ladrones que no han comprado ni comprarán un billete para abordar un autobús, calculan el posible botín a la vez que hablan lascivamente a las dos costeñas que al día siguiente tienen clase en una universidad privada. Colgada en la pared de enfrente, la TV suena muy alto y lanza un programa de producción nacional que como todos, reafirma los estereotipos ecuatorianos. Que si el costeño, que si el guayaco (guayaquileño), que si el serrano, que si la mona (costeña) rica y exuberante, que si el marido mandarina (sumiso). Todos los estereotipos, sin olvidar alguno. Tan Folk que no falta el anciano pobre y cojo que recorre cada butaca ocupada con su cajita de caramelos, chupetes y cigarrillos de cinco, diez y veinticinco centavos. Ni tampoco el niño que no ofrece nada en absoluto y reclama la atención y cualquier moneda con su mano extendida, machada y llena de mierda. En cualquier momento, van a volar gallinas como en toda película gringa que muestra centro y sudamérica. Luego algún sombrerudo con un machete y con un revólver en el cinto, se acercará al mostrador de las encomiendas y enviará a su familiar en Cuenca, un racimo de bananas machaleñas, de las mejores del mundo. Finalmente, antes de que suba al bus, una familia completa irrumpirá en la estación y uno de sus integrantes cargará en sus brazos una cría de cerdo, tranquila, curiosa y tan blanca y pulcra, pese a todo. Y la familia al completo se dispondrá a abordar el mismo autocar que yo. Folk!
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