¿Y tú por qué me gustas? Quiero
saber, averiguar las razones, cada detalle que hace que me fije en ti. Y más o
menos lo intuyo.
No puedo
apartar la mirada si mis ojos encuentran tu figura en la realidad cotidiana,
hasta que me respondes con una mirada, que no sé cómo interpretar. A veces
pareces encantada de mi admiración y otras, las más desconcertantes, creo verte
casi enfadada, molesta, incómoda. Y eso no parece importarle a mi instinto, que
siempre te busca. Y te encuentra.
En FB —cada
vez más importante, sino esencial, para éstas preocupaciones— quiero evitar
visitar tu perfil, fijarme en tus actividades: qué frases te emocionan, con
quién te haces fotos, qué palabras llaman tu atención y, un tanto stalker, cada Me gusta que te dedican, cada comentario que hacen a tus
publicaciones, ¡a tus fotos! Tengo la necesidad —no es simple curiosidad— de
averiguar quién ése cabrón que le da Me
gusta y que comenta tus estados y tus fotos, que comparte las imágenes con
textos positivos que tú publicas. Quiero saber cómo es, si realmente representa
una amenaza. Si de verdad tiene sentido ésta angustia que me ataca.
Tus amigos ya
no tienen más detalles con los que distraer mi interés por ti; incluso algunos,
ya hartos, me animan a hablar contigo, demostrar mis intenciones y empezar a
construir algo entre tú y yo. Y la parte que solo te conoce, se extraña de la
curiosidad que no puedo disimular, de las caras totalmente expresivas o de lo desinteresado
que quiero parecer cuando hablan de ti, cuando de pura casualidad te nombran.
Y así te voy
construyendo dentro de mi cabeza, detalle a detalle y a base de miedo,
inseguridad y timidez. Porque simplemente no puedo acercarme a ti y
preguntártelo directamente. ¿Y tú por qué diablos me gustas?