miércoles, 11 de febrero de 2015

Mientras Ella lo sujeta por la corbata.



Y mientras Ella lo sujeta por la corbata y lo besa con fuerza, mordiéndole los labios, Él no se explica cómo se dejó convencer para vestir éste traje horrible e incómodo, y asistir a una boda. Con lo que odia los trajes, y sobre todo tragarse una boda entera. La espera en la Iglesia y el paseíto de la novia hasta el altar. La ceremonia y los votos. El arroz y los buenos deseos. El banquete y el guateque.

*

Él es consciente de que ha bebido tanto como para aguantar toda la noche y cobrarse una buena recompensa, y Ella también. Con una mano se mantiene asida de la corbata y la otra la deja libre sobre el bulto apretado que ha formado el pantalón. Continúa besándolo de manera agitada, acelerando las respiraciones de ambos, tanto que obligan al taxista a lanzar una mirada por el retrovisor y a carraspear para interrumpirlos. Inmediatamente se separa de sus labios y le ajusta el nudo de la corbata y la chaqueta del traje.

 *

Ella le arrebata las llaves y sube las escaleras hasta el departamento. Luciendo sus piernas tersas. Levantando mínimamente sus pompis y descubriendo un culotte de color negro. Él la atropella, la empuja con fuerza contra la puerta, antes de que termine de introducir la llave en la cerradura. Y Ella se deja hacer. Van a saltar los botones de la cremallera. Contra el cuerpo de Ella.

*

Él estira el brazo para cortar la enésima llamada insistente de su madre, y la despierta. Ella le da el último mordisco alrededor del pezón izquierdo con el que termina de marcar todo su pecho. Son las once menos cuarto. Pronto te empezaran a buscar. Creo que a ti primero le replica Ella, contestando el celular y colocándolo en la oreja del hijo desconsiderado.

Vale, que sí. Ya voy al banco. No lo olvidaré. Depositar trescientos en la cuenta del Pichincha y enviarte el cheque. Sí, ya salgo ahora le responde a su madre, bastante estresado, a la vez que Ella juega, primero con sus manos y luego con su boca.

¡¿Que?! ¡No! Yo quiero más. Mi madre me ha estresado muchísimo.
—No. Si le has dicho que ya vas es porque ya vas. A lo mejor después nos da tiempo a desayunar en un Tutto.
*

Llegan a casa y Ella tiene preparado un vídeo con las palabras de un juez de matrimonios. Todo, con las pausas del juez para esperar los sí quiero. Después, al final del polvo que sella su compromiso, Él, mirando hacia el techo cae en que su pausa fue un poco más extensa y eso le inquieta. Se gira y antes de que pueda decir nada, Ella despeja sus dudas con un beso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario